jueves, 28 de agosto de 2008

¿Es Jesús la cabeza de la iglesia católica?

Una de las afirmaciones que escuchamos siempre de boca de la jerarquía católica es que Jesús es la cabeza de su iglesia. Esto es debatible si contrastamos el mensaje de Jesús en los evangelios con las acciones de esta institución tanto pasadas como presentes, a nivel mundial y también nacional.

Demos un breve vistazo al pasado: durante la edad media tuvimos las cruzadas; violentas guerras donde al grito de "Dios lo quiere" el papa Urbano II animaba a hordas de cristianos en 1095 hacia la guerra. Estos blandieron sus espadas derramando sangre tanto de fuerzas militares enemigas como de miles de inocentes (a veces de su propio credo). Más adelante en el tiempo instituciones como la "santa" Inquisición (hoy llamada Congregación para la Doctrina de la Fe), encargadas de velar por la ortodoxia y erradicar la herejía, torturaron y quemaron en vida a quienes se atrevían a contradecir la doctrina católica. La conquista de América es otro hecho en donde miles de indígenas eran forzados a la conversión so pena de perder sus vidas.

Algunos de estos hechos han sido descaradamente negados por la jerarquía, al ser confrontados por otros se escudan en que no se debe analizar con los ojos de hoy estas acciones que ocurrieron en otro contexto. Se supone que el mensaje de paz y amor al prójimo de Jesús es universal y aplicable en todos los contextos, por lo que esa excusa queda invalidada.

Pasemos a la actualidad: los escándalos financieros, la pomposidad, el lujo y el abuso a menores por parte de curas son contradicciones directas con el mensaje de abandono de las posesiones materiales ("Vende lo que tienes dalo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo" -Mateo 19:21, "Os aseguro que difícilmente un rico entrará en el reino de los cielos" - Mateo 19:23) y la condena de Jesús al daño a los menores ("El que haga tropezar a uno de estos pequeños mejor sería que le colgaran al cuello una piedra de molino y lo hundieran en lo profundo del mar" -Mateo 18:6).

En nuestro país hemos visto de cerca ambas situaciones. Por un lado, la conferencia episcopal es investigada por supuesta intermediación financiera ilegal y estafa, además de poseer un 20% del paquete accionario del grupo financiero Sama -millones de dólares-. También hay varios sacerdotes descontando penas por abuso sexual a menores. Si este último hecho es grave por sí mismo, lo vuelve peor el que descaradamente uno de estos curas denunciados -Enrique Vásquez- haya sido financiado parcialmente cuando huyó del país por el entonces obispo de Ciudad Quesada, Ángel Sancasimiro. El obispo admitió haberle enviado dinero al cura al extranjero y ocultó su paradero aún sabiendo que había una investigación. Su explicación a esto fue: "Cuando la fiscal me manda las dos cartas le respondo que no sé dónde está, nunca dice que cuando sepa dónde está avíseme…". Esta omisión inexplicablemente pasó por alto para la justicia quien no llevó más allá el caso, a pesar de que nadie puede alegar desconocimiento de la ley, pero ciertamente no debe ser olvidado por los costarricenses. Ante hechos tan graves como estos, no bastan vacías disculpas, se necesitan verdaderas acciones.

El breve recordatorio de los hechos que se han mencionado aquí no debe tomarse como un ataque hacia los católicos y su fe. Han sido estos, los miembros del pueblo, quienes muchas veces han sacado la cara con sus obras y acciones en beneficio del prójimo. Es un llamado a la reflexión para que evalúen si la jerarquía que se jacta de iluminación divina y que dicta los lineamientos morales que deben seguir, tiene de verdad la autoridad moral para hacerlo y si sus acciones y estilo de vida reflejan efectivamente a una institución cuya cabeza es Jesús.

publicado en La Prensa Libre el 8 de septiembre de 2008 http://www.prensalibre.co.cr/2008/setiembre/08/opinion08.php

¿Existe Dios?

Para la mayoría, la respuesta a esa trascendental pregunta es obvia, sin embargo, vale la pena detenerse a analizar el tema. Lo primero antes de cualquier análisis es llegar a una definición de "Dios" y las características que comúnmente se le atribuyen. Esta tarea por sí sola es complicada y el contexto en el que se viva influye. En Costa Rica, es innegable que una mayoría se identifica con alguna forma de Cristianismo (un 47% se consideran católicos practicantes según encuestas de la UCR), sin embargo, es importante aclarar que a nivel mundial, si bien el Cristianismo goza del mayor número de adherentes, no es una mayoría absoluta. La Enciclopedia Británica en 2005 asignaba un 33% al Cristianismo (de todas denominaciones), 21% al Islam, 13% al Hinduismo, 12% no religiosos y un 2% se consideran ateos, entre otros. Esto es un indicador de que ningún credo puede proclamarse poseedor de la verdad absoluta.

Limitándonos a la concepción de las religiones judeocristianas, pareciera que las características que comparten respecto a su Dios son las un ser omnipotente (tiene el poder para hacer cualquier cosa), omnipresente (está en todas partes), omnisapiente (lo sabe todo, pasado, presente y futuro) además de poseer infinito amor y bondad. Su origen y existencia es sobrenatural (no es tangible) y es responsable de la creación del universo. Tomando en cuenta esa definición, y a partir de la observación del mundo, la respuesta a la pregunta inicial es NO, Dios no existe, o al menos las concepciones humanas prevalecientes hoy son incorrectas. Las características de omnipotencia, omnisapiencia, u omnipresencia entran en contradicción con la bondad y amor absolutos. Un ser con la capacidad de prevenir el sufrimiento (no solo el causado por nosotros mismos, sino por ejemplo de desastres naturales en los que sufren inocentes) y que sin embargo decide no intervenir, no puede definirse como amoroso o bondadoso. La respuesta a ese dilema fundamental ha sido por un lado, asumir la creencia de un Dios que no interviene en los asuntos humanos, apelar a la fé como creencia que no necesita fundamentos lógicos, o la nada satisfactoria ni convincente afirmación de que los designios de la divinidad son insondables por la mente humana. De forma similar es posible cuestionarse otros aspectos relacionados cuyo análisis es extenso y no es posible tratar aquí. En cuanto a la creación del universo, ¿por que no aceptar que este pudo surgir por si mismo por mecanismos aún por descubrir? Ciertamente, las religiones afirman que su Dios no fue creado y existe por si solo; si pueden aceptar eso, ¿por que entonces no pueden aceptarlo para el universo?

Existe desde luego la opción de desechar del todo la creencia en cualquier ser sobrenatural. El ateísmo sufre el estigma de ser una opción de vida malvada, sin valores ni principios, solo por el hecho de no basar su ética en los designios de un ser supremo, pero esto es falso. El no creyente comparte los mismos valores de solidaridad, honestidad, amor al prójimo y respeto absoluto por los derechos humanos que cualquier otra persona, la diferencia fundamental es que estos no están sujetos al esquema de premio/castigo de la creencia religiosa típica, y a la no aceptación de la existencia de ningún ser sobrenatural para el cual no hay pruebas tangibles de existencia y su definición es contradictoria y vaga. El no creyente reconoce que la vida humana es limitada, valiosa, un bien finito que hay que saber administrar de la mejor manera para si mismo y para todas las especies con quienes compartimos el planeta.

Sea cual sea la creencia escogida, debe imperar el respeto, la humildad para reconocer que nadie posee la verdad absoluta y nunca tratar de imponer las creencias personales a los demás. Eso si, nunca debemos renunciar a nuestro derecho de razonar y cuestionar.

publicado en la Prensa Libre el 29 de agosto de 2008 - http://www.prensalibre.co.cr/2008/agosto/29/opinion08.php

Carta a los diputados costarricenses sobre el proyecto de uniones civiles entre homosexuales

16 de Julio de 2008
Señoras y Señores Diputados

Reciban un cordial saludo de mi parte. Por medio de la presente quiero referirme ante uds. sobre el tema de la legalización de las uniones de homosexuales.

En las últimas semanas he visto en los medios de comunicación nacionales diversas opiniones en contra al proyecto de ley que pretende legalizar las uniones de parejas del mismo sexo. No he visto ni un solo argumento que me haga pensar que este proyecto traerá consecuencias negativas a la sociedad costarricense.

Las razones que utilizan quienes se oponen a este proyecto son básicamente de naturaleza religiosa, haciendo en muchos casos referencia a la llamada "ley moral natural" dictada, según ellos por Dios. Uds. como personas cultas que son, deben reconocer que la moral de las sociedades ha cambiado a lo largo de la historia. Quienes utilizan el argumento de que la homosexualidad va contra esa supuesta ley, parecen ignorar este hecho. Parecen no recordar, que en épocas pasadas, la ley moral del momento dictada supuestamente por Dios, avalaba acciones que hoy nos parecen aberrantes, como lo son la esclavitud, el machismo, el asesinato de los "infieles", el racismo y la xenofobia. ¿Cuantas atrocidades no se cometieron y cuanta sangre inocente no fue derramada en el pasado, en nombre de una "ley moral natural" de inspiración divina? ¿Cuántos años se retrasó el conocimiento, por culpa de pretender mantener como inmutables dogmas religiosos en una sociedad dinámica y cambiante?

Afortunadamente, la sociedad avanzó, la humanidad se dio cuenta de sus errores, se dieron otras interpretaciones a las partes que las escrituras sagradas de cada credo que apoyaban las acciones antes mencionadas, y la calidad de vida de muchísima gente se vio mejorada. Por desgracia, aún en épocas modernas se siguen utilizando argumentos de este tipo sin tomar en cuenta nuestra susceptibilidad de malas interpretaciones de textos antiguos escritos bajo un contexto completamente diferente al nuestro, e ignorando una enorme cantidad de hechos que hoy sabemos. La consecuencia de estas malas interpretaciones en nuestras sociedades democráticas modernas es la injusticia.

Les recuerdo que Uds. son representantes de todo el pueblo de Costa Rica. Ese pueblo está compuesto por gente de diversas creencias, géneros, razas y si, también preferencias sexuales. Como representantes de un pueblo no deben dejar que sus creencias religiosas personales, cuales quiera que sean, se interpongan a la hora de cumplir con su deber de analizar objetivamente un proyecto de ley, que como en este caso, otorgaría derechos hoy inexistentes a un grupo de la sociedad que por largo tiempo ha sufrido el rechazo, la discriminación y los prejuicios. Si existe un Dios, y este está en contra de la homosexualidad, dejen que sea El (o Ella) quien los juzgue cuando sea su momento, y que las parejas de adultos, conscientes y responsables de sus actos, tomen sus propias decisiones sin tener que someterse a creencias que quizás no comparten, o interpretan de una manera distinta a los demás.

Para terminar de referirme la intromisión de la religión en este proyecto de ley, quisiera pedirle a aquellos de Uds. que sean católicos, no se dejen amedrentar por advertencias (amenazas solapadas) de la jerarquía católica. Esto a mi me parece algo de lo más grave, una repudiable intromisión de un gobernante extranjero en la soberanía de las Naciones y en su autonomía para tomar decisiones. Una jerarquía como la católica, que en la práctica se rige por un modelo medieval de monarquía, cuyo gobernante no es elegido democráticamente por el pueblo si no por un reducido grupo, no debe bajo ninguna circunstancia ejercer presión en asuntos de nuestro Estado.

Todos tenemos derecho a tener la creencia religiosa que sea de nuestra preferencia, pero no debemos intentar imponer nuestra visión a los demás. La iniciativa no pretende obligar a ningún credo religioso a celebrar matrimonios homosexuales, cada iglesia puede conservar el monopolio de sus creencias dentro de los límites de la misma, pero en el aspecto civil, el Estado debe ser neutral, la separación de iglesia y Estado debe ser contundente.

Les pido de corazón, analicen cuales son las consecuencias negativas que podrían eventualmente ver en este proyecto, y se darán cuenta que todas están basadas en prejuicios infundados y en la desinformación.

Quisiera ahora rebatir algunas otras razones que se han presentado contra el proyecto:

-Las uniones homosexuales constituyen una violación a los derechos del resto de la sociedad

Quisiera empezar con esta razón, por que, como hombre heterosexual felizmente casado por 5 maravillosos años, no he logrado concebir como el que una pareja de adultos responsables que bajo su propio consentimiento desean legalizar su unión y recibir el merecido reconocimiento ante la sociedad de su relación, viole en lo más mínimo mis derechos o los de mi esposa, o los de mis padres, hermanos, amigos, etc., solamente por ser del mismo sexo.

Hay actividades que claramente constituyen una violación a los derechos de la sociedad, como lo son el fumado en lugares públicos, que viola el derecho colectivo a respirar aire puro, o el conducir bajo los efectos del licor, que viola el derecho a la seguridad, o el inadecuado manejo de los desechos, que viola los derechos a un medio ambiente limpio. La violación de un derecho implica que una consecuencia de la actividad cuestionada imponga una limitación o un daño tangible sobre los presuntos afectados. En el caso de la unión de los homosexuales, no veo que se impongan ninguna limitación sobre la sociedad, ni que se cause ningún daño de ningún tipo a nadie. A nadie que no sea homosexual se va a obligar a casarse con alguien del mismo sexo ni mucho menos.

-Las uniones homosexuales violan el concepto tradicional de familia

Asumo que el concepto tradicional de familia es mamá, papá e hijos. Yo crecí en una familia así, pero muchos de mis amigos y compañeros de escuela, colegio y ahora trabajo, no lo hicieron. Crecieron en una familia "no tradicional", en donde fueron criados solo por uno de sus padres o algún familiar cercano (abuelos, tíos) y todos crecieron saludablemente igual que yo, convirtiéndose en profesionales y miembros útiles de la sociedad. Mi esposa creció sin una figura paterna a su lado, y es una maravillosa persona llena de valores, compasión y deseos de superación. ¿Cual es el inconveniente de las familia "no tradicionales"? Nuestra sociedad está llena de ellas, surgidas por las más diversas razones. Día a día vemos ejemplos de madres solteras, mujeres admirables que son cabezas del hogar y que hacen un enorme esfuerzo por sacar adelante su familia "no tradicional".

-Las relaciones homosexuales son inestables y no son un buen ambiente para formar una familia

Desde hace décadas, los homosexuales han cargado con el estigma de ser un grupo con prácticas sexuales inseguras y han sido acusados de promiscuidad excesiva. Ciertamente no faltarán individuos homosexuales que incurran en esas prácticas, pero, ¿que acaso estas cosas se dan solo en los homosexuales? No podemos pretender que los heterosexuales estamos exentos en lo más mínimo de esos comportamientos. No se necesita ser homosexual para ser promiscuo. No se necesita ser homosexual para tener irresponsablemente sexo sin protección con múltiples parejas y propagar un gran número de enfermedades, los heterosexuales caen en estas prácticas, tanto o más que los homosexuales.

De forma ingenua e ignorante, mucha gente aún cree que el SIDA es una enfermedad exclusiva de los homosexuales, cuando la medicina desde hace mucho tiempo nos reveló que, sin las debidas medidas de protección cualquier persona es susceptible de contagiarse.

Sobre la supuesta inestabilidad de las parejas del mismo sexo, personalmente conozco parejas homosexuales que llevan más de 30 años de convivencia. Igualmente, conozco muchísimas parejas heterosexuales cuyos matrimonios no llegan ni al primer año. Con esto obviamente no quiero decir tampoco que las parejas homosexuales sean más estables. Mi punto es que debería ser evidente que ambos tipos de relación son igualmente susceptibles de triunfar o fracasar sin importar el género de sus integrantes. Al final lo que determina el éxito de un matrimonio es el amor, la fidelidad, la comunicación, la tolerancia, el respeto, cualidades todas que no son exclusivas de los heterosexuales. Una unión con esas características va a ser un buen ambiente para la crianza de niños.

Mucho se habla de la "santidad" del matrimonio, pero es doloroso ver en las noticias como en Costa Rica, extranjeros pueden casarse con indigentes sobornados a quienes nunca conocen personalmente, sin ninguna restricción, solo para obtener la residencia. Yo no veo a ningún grupo religioso o moralista haciendo grandes manifestaciones ni dando declaraciones contra esa situación, sin embargo se oponen a que una pareja que lleva años de amor y fidelidad pueda ver su unión legalizada basados en puros prejuicios. Eso señoras y señores, no tiene ningún sentido.

-Los homosexuales son un mal ejemplo para las futuras generaciones

Esta es otra falacia muy usada para manifestarse en contra del proyecto. Muchos de los homosexuales que conozco son grandes profesionales en sus áreas, personas trabajadoras y honradas que bajo cualquier criterio son un gran ejemplo a seguir. La preferencia sexual es una decisión personal que no debería usarse para calificar a alguien como "bueno" o "malo". ¿Como va a ser una pareja homosexual, con todas las características positivas que mencioné antes, un mal ejemplo para alguien? Este argumento lo usan como si dentro de los matrimonios heterosexuales no se dieran pésimos ejemplos de esposos que se gastan todo el dinero del mes en licor, casinos, mujeres, drogas, etc.

-Los niños criados por una pareja homosexual tenderán de adultos a la homosexualidad

Esto es falso. Los invito a analizar las estadísticas de países en donde se haya aprobado este tipo de uniones, y se darán cuenta que no hay ninguna inclinación especial de los hijos criados en este ambiente hacia la homosexualidad. La preferencia sexual de los padres no influye necesariamente en la de los hijos, y esto lo podemos comprobar al ver como los homosexuales nacen en el seno de parejas heterosexuales. La homosexualidad es algo con lo que se nace, es una característica personal, no es una enfermedad que pueda ni deba ser curada, los intentos que se han hecho de reprimir agresivamente la homosexualidad han terminado en muchos casos en suicidios.

Semanas atrás, la actual Ministra de Salud publicó un brillante artículo en el periódico La Nación, en donde, de manera científica e informada, expone sus razones para estar a favor de este proyecto, les invito a que al igual que ella, se informen de la manera mas objetiva posible y tomen su decisión basada en los hechos. Este proyecto de ley, al concederle derechos a un grupo por años reprimido no va a hacer otra cosa que beneficiar nuestra democracia.

A aquellos de uds. que actualmente apoyan el proyecto, les agradezco en nombre de muchos otros que como yo, a pesar de no pertenecer al grupo involucrado, estamos totalmente a favor de la igualdad de derechos, y les pido que continúen su apoyo sin importar lo impopular que pueda ser, ni las amenazas de grupos poderosos opuestos irracionalmente a la iniciativa.

A quienes aún están indecisos, les pido que se informen de la mejor manera y hagan un análisis objetivo tomando en cuenta hechos y basen su decisión en eso, no en prejuicios personales, sociales ni religiosos.

A quienes se han opuesto abiertamente al proyecto, les recuerdo que uds. son representantes de todo el pueblo de Costa Rica que encierra una gran diversidad. Ni uds. ni nadie puede atribuirse la posesión de la verdad absoluta, nada en esta vida es incuestionable. Uds. están legislando para seres humanos aquí en la Tierra y mientras estén en su cargo de legisladores, solo le deben lealtad al pueblo que los puso ahí. Una parte oprimida de ese pueblo hoy les pide que sus derechos sean iguales a los de la mayoría a pesar de no compartir las mismas preferencias. La posición que uds. hoy están tomando no es diferente de aquellos que hace solo décadas avalaban la privación de derechos de seres humanos solo por que el color de su piel es diferente. Les pido que reconsideren su posición desde un punto de vista estrictamente racional y con visión de futuro emitan su voto.

Falacias y homofobia

El artículo de la abogada Alexandra Loría titulado ¿Podría suceder en Costa Rica? y publicado el 9 de agosto, esta lleno de falacias y afirmaciones tan indignantes en contra de los homosexuales que se hace necesario que los heterosexuales levantemos la voz en su defensa.

La estrategia de la abogada, como una de las proponentes de que el proyecto de ley que pretende legalizar las uniones entre personas del mismo sexo sea llevado a referéndum es clara: sembrar un miedo irracional entre la opinión pública para atraer más votos en contra. Ella hace referencia a declaraciones de un activista gay extranjero que nada tiene que ver con la lucha por la igualdad de derechos que se libra en nuestro país. También nos pinta un cuadro en el que, según ella, los homosexuales conspiran deliberadamente para destruir los conceptos de fidelidad, monogamia y compromiso, cuando la lucha es precisamente para que las muchas parejas del mismo sexo que tienen años de relación estable bajo ese esquema puedan ver su unión respaldada con un marco legal adecuado, el cual es hoy inexistente y la misma Sala IV y la Defensoría de los Habitantes recomiendan regular.

Se opone también a otro proyecto de ley para combatir la discriminación basada en la orientación sexual, aduciendo que de aprobarse, se perdería el derecho a la libre expresión y que podría castigarse penalmente a quien critique el estilo de vida gay. Una cosa es la libre expresión que siempre garantizará el derecho a la discusión de ideas, y otra muy distinta son los insultos y la marginación injustificada que sufre este sector de la sociedad, lo cual es inaceptable. Otras supuestas consecuencias como la pérdida de la libertad de culto están completamente fuera de lugar.

La abogada cita declaraciones homofobicas de un maestro canadiense que argumenta apoyándose en el estereotipo de que los gays son inmorales, promiscuos y perversos. El siquiera insinuar que un homosexual es caracterizado por esos males solo por su preferencia sexual es símbolo de ignorancia y prejuicios.

Invito al lector a informarse de manera objetiva y leer el proyecto de ley en discusión en La Asamblea. En el solo se pretende otorgarle a las uniones entre homosexuales algunos derechos específicos como la cobertura por el seguro social a las parejas en las que uno de los miembros depende económicamente del otro, la posibilidad de herencia de bienes, así como la justa división del patrimonio en caso de separación, entre otros. ¿En que afecta eso a la familia tradicional o a la sociedad? Absolutamente en nada. Todos los supuestos peligros y calamidades de los que nos advierte la abogada son falsos, y sus argumentos profundamente ofensivos para los ciudadanos que estamos a favor de la igualdad de derechos. Inculcarles a nuestros niños la discriminación, la intolerancia y el irrespeto por las diferencias, sobre una base de argumentos falaces e irracionales es el verdadero peligro para la sociedad.

**publicado por La Nación el 14 de agosto de 2008 - http://www.nacion.com/ln_ee/2008/agosto/13/opinion1659549.html

Oposición irracional a uniones entre homosexuales

El pasado 27 de Julio, el Eco Católico informó que los diputados Oscar López, Mayi Antillón, Luis Fernando Sanchez y Alexander Mora se sumaron a los opositores al proyecto de ley que pretende legalizar las uniones entre personas del mismo sexo. Ellos comparten el argumento de los obispos diciendo que este tipo de uniones roza el concepto tradicional de familia y no están en el plan establecido por Dios. Ese razonamiento tiene varios puntos que merecen ser comentados.

Primero, en nuestro país existen miles de hogares no tradicionales, encabezados en la mayoría de los casos por madres solteras que con gran esfuerzo salen adelante. El hecho de no ser una familia tradicional, y por tanto, según estas personas, no estar contempladas en el plan de Dios, no ha impedido que en nuestro país se les garanticen sus derechos y se legisle en su favor.

Segundo, quienes desde posturas religiosas se oponen al proyecto, utilizan unos pocos pasajes bíblicos en donde se condena la homosexualidad. Si algo deberíamos haber aprendido hace mucho tiempo es que los textos bíblicos si bien tienen valiosas enseñanzas, fueron escritos bajo un contexto histórico y social completamente diferente al nuestro, donde la intolerancia se hace notoria y muchos de los mandatos que eran interpretados como provenientes de Dios, hoy en día son condenados por nuestra sociedad. Cito como uno de tantos ejemplos, el libro de Deuteronomio 21, 18-21: "Si alguno llega a tener un hijo obstinado y rebelde, que no obedece a su padre ni a su madre, y que aun después de castigado no obedece; entonces su padre y su madre lo llevarán a los ancianos de la ciudad, a la puerta de su localidad, y dirán a los ancianos de la ciudad: Este hijo nuestro es obstinado y rebelde, no obedece nuestra voz. Es comilón y borracho. Entonces los hombres de la ciudad lo apedrearán hasta que muera. Así quitarás el mal de tu medio, y todo Israel oirá y temerá".

Una cosa es Dios (y la concepción personal que cada quien tenga de El o Ella), y otra son sus autonombrados representantes en la Tierra que quieren imponer su visión.

Tercero, es especialmente contradictorio y lamentable el criterio del diputado López, quien ha impulsado importantes proyectos a favor de minorías de personas discapacitadas, y sin embargo, ahora se opone a que la minoría por largo tiempo discriminada de los homosexuales tenga acceso a los mismos derechos que el resto de nosotros, sin ser excluidos por su preferencia sexual diferente.

Recientemente un grupo de abogados opositores al proyecto, hicieron la solicitud al TSE para llevar el proyecto a referéndum. Es lamentable como se quiere utilizar un instrumento democrático en perjuicio de las minorías. ¿Que hubiera pasado si décadas atrás, hubiera sido la mayoría en un referéndum la que decidiera si las mujeres podían votar? ¿Se hubiera abolido la esclavitud si la decisión hubiera quedado en manos de una mayoría llena de prejuicios?

Invito a todas y todos los ciudadanos a que lean el proyecto y analicen si alguno de los puntos que ahí se plantean daña la familia o la paz social, como erróneamente proclamaron las miles de personas que marcharon el pasado 26 de Julio convocados por la Alianza Evangélica. El proyecto solo pretende otorgarle algunos derechos específicos como la cobertura por el seguro social a las parejas en la que uno de los miembros depende económicamente del otro, la posibilidad de herencia de bienes, así como la justa división del patrimonio en caso de separación, entre otros. Eso no nos afecta a quienes somos heterosexuales quienes seguiremos gozando de los mismos derechos que tenemos ahora. Tampoco va a significar el fin de la sociedad ni mucho menos. Las uniones entre homosexuales han existido desde hace mucho y ya es momento que el Estado costarricense, que nos cobija a todos por igual, reconozca los derechos que este grupo hoy solicita.

**publicado por La Prensa Libre el 18 de agosto de 2008 - http://www.prensalibre.co.cr/2008/agosto/18/opinion08.php
**publicado por Diario Extra el 16 de septiembre de 2008 - http://www.diarioextra.com/2008/setiembre/16/opinion09.php

NO a la homofobia, SI a la igualdad!

Soy heterosexual felizmente casado, y día a día veo con asombro como se opone una férrea resistencia a que se equiparen los derechos civiles de los homosexuales con los del resto de la sociedad.

La iniciativa que, afortunadamente, durante este gobierno parece estar teniendo buena acogida para legalizar la unión entre personas del mismo sexo, es un paso natural que un Estado democrático como el nuestro debe dar, como ya se ha ido dando en otros países del mundo.

No he leído un solo argumento que me haga pensar que esta iniciativa va a traer consecuencias negativas. Dicen unos que legalizar estas uniones va en contra de los derechos del resto de la sociedad. Que alguien me explique, ¿cómo el que una pareja de homosexuales vea legalizada su unión perjudica los derechos de mi esposa y los míos? Otros argumentan que esto viola la "ley moral natural". Sin embargo, es claro que las leyes de conducta de una sociedad no son fijas: evolucionan y se adaptan a los diferentes contextos y tiempos, en gran parte gracias a la lucha de los grupos oprimidos.

Prácticas que alguna vez fueron universalmente aceptadas como "naturales", como la esclavitud, hoy han sido superadas. Era "natural" pensar que el hombre era superior a la mujer en todo y, sin embargo, después de años de lucha la sociedad empieza a aceptar la igualdad de género. Hace solo unas décadas en los Estados Unidos se consideraba "natural" que los negros se sentaran en la parte trasera de los autobuses; y hoy en día, por primera vez en la historia de ese país, un negro es candidato a la presidencia con posibilidades reales de ganar. Cosas que hace siglos o incluso décadas eran aceptadas como "ley moral natural" hoy nos parecen aberraciones superadas. La homofobia aún imperante en nuestro medio debería avergonzarnos y ser superada de una vez por todas.

Otros argumentos para oponerse a esta iniciativa se caen solos. Usan el añejo estereotipo de que las relaciones entre homosexuales son inestables y por tanto poco aptas para la formación de una familia, o que darán un mal ejemplo a las nuevas generaciones. No puedo imaginar un peor ejemplo que el de muchas parejas heterosexuales cuyo esposo es un agresor, o que incumple las necesidades básicas de la familia por gastarse todo el sueldo en licor. Debería ser claro que la estabilidad de una pareja no depende del género o preferencias sexuales de sus integrantes. Todas son susceptibles de caer en el vicio si no se presta la adecuada atención. Al final, lo más importante para que una pareja sea estable y constituya un buen ambiente para la formación de una familia es el amor que haya entre sus integrantes; y si ese amor surge libremente entre una pareja homosexual de adultos responsables por sus actos, no debe deslegitimarse, no hay justificaciones válidas para hacerlo.

Por último, quedan los argumentos religiosos. Sin embargo, nadie está pretendiendo obligar a ninguna iglesia a realizar matrimonios entre personas del mismo sexo. Vivimos en un país donde existe libertad de culto, donde una persona puede tener las creencias que desee (o no tener ninguna) y no por ello verse sujeta al criterio de ninguna religión en particular. Estamos hablando de derechos civiles, otorgados por un Estado que cobija a ciudadanos de todas las razas, credos, géneros y sí, también, preferencias sexuales. La separación entre iglesia y Estado en este punto debe ser contundente.

Insto a las y los diputados y demás autoridades gubernamentales a seguir apoyando esta importante iniciativa que solo va a ayudar a fortalecer a nuestra democracia, otorgando derechos hoy inexistentes en nuestro país a un grupo de gente que ya ha sufrido suficiente discriminación injustificadamente.

** publicado en Diario Extra el 12 de agosto de 2008 - http://www.diarioextra.com/2008/agosto/12/opinion11.php