martes, 13 de octubre de 2009

"Monseñor", ¿título de respeto, o inconsciente sumisión?

Antes de empezar, debo aclarar que no conozco el origen histórico exacto del título "monseñor" que se usa comúnmente para referirse a los obispos católicos. El término parece venir del francés "mon seigneur" que literalmente se traduce como "mi señor". También se usaba en ese país como un título honorífico otorgado a personajes de "alta dignidad".

A mí el título me recuerda mucho la época feudal que se vivió durante gran parte de la edad media, en donde se llamaba "Señor" a alguien que era supuestamente superior, ya sea por su poder político, económico y/o, desde luego, religioso. Hacer ese reconocimiento de una supuesta superioridad de un ser humano sobre otro, me parece un anacronismo en una época en donde se supone todos somos iguales (en materia de derechos y oportunidades al menos) y solo contribuye a alimentar una excesiva autoridad que estos hombres ejercen muy por fuera del ámbito al que deberían limitarse. ¿Como no hacerlo? ¡Si cada mención al nombre propio va siempre acompañada de un título que etimológica e históricamente confiere autoridad y poder!

Otros títulos heredados de esas épocas, como "su alteza", "su señoría", "su eminencia reverendísima", y algunas peculiares y degradantes prácticas como la de no mirar a los ojos a miembros de la "realeza", afortunadamente no son comunes en Costa Rica, país que casi siempre se ha caracterizado por la homogeniedad de sus habitantes. Y sin embargo, es muy común que la prensa, personajes políticos e incluso personas no católicas o ni siquiera creyentes del todo, continuen usando la distinción para los obispos. Desde luego, muchas veces se hace por costumbre o de forma inconsciente, pero que sirva mi crítica como un llamado de atención para hacerlos ver que, de una forma indirecta (y si, quizás mínima), están fomentando una imagen de poder propia de épocas que no queremos repetir.

¿Monseñor? Será el suyo, por que yo soy un ser humano libre!

1 comentario:

Jack Astron dijo...

Jamás me referiría a alguno de estos señores con más respeto que con el que me dirijo a cualquier otro.

Ejemplo: "Sr. Ratzinger".

El título de "papa" o de "monseñor" implica una falsa calidad de intermediario de dios, y como trato de apegarme a la verdad, no podría usarlo.

Saludos.