martes, 12 de enero de 2010

Si no piensa votar, ¡vote nulo como protesta!

El voto nulo es una opción válida dentro de la democracia, como muestra directa de rechazo ante las opciones que se nos presentan. No se le suma al primer lugar ni a nadie, eso es un mito. Bajo la ley actual, al igual que el voto en blanco, no se toma en cuenta para el cálculo del 40% necesario para ser presidente, pues no se considera como un voto "válidamente emitido" (por interpretación del TSE, lo cual es discutible).

¿Qué se gana entonces votando nulo? Se expresa de manera clara su descontento con los políticos y el sistema. ¿Qué diferencia hay con no ir a votar? Si ud. no vota, ¿Como se distingue de quienes no lo hacen porque simplemente no les importa lo que pase? ¿Por qué nulo y no en blanco? Porque dejar la papeleta en blanco, puede prestarse para fraude.

El ejercicio del voto es lo mínimo que un ciudadano de una democracia debe hacer y este debe ser razonado y responsable, comparando las ideas y propuestas de todas las opciones, grandes y pequeños, pero no solo eso, sino exigiendo planes concretos de cómo se piensa llevarlas a cabo. Si después de ese proceso de reflexión se llega a la conclusión que ninguna de las opciones lo convence ni lo representa lo suficiente como para darle el voto, entonces no debe descartar el voto nulo como expresión de ese descontento. De igual forma, si está harto luego de años de ver las mismas promesas de siempre que en lo único que terminan es en negocios oscuros y el enriquecimiento de unos pocos, exprésese, no sea indiferente, no se quede sentado y más bien digámosle a la "clase política" fuerte y claro: ¡BASTA YA! por medio del voto nulo.

En estas elecciones no se deje llevar por mensajes vacíos y populistas. Todos sabemos lo que hay que hacer. Los ciudadanos sentimos día a día los huecos en las calles, el miedo de ser asaltados, las filas en los Ebais, el terror de cruzar puentes en pésimo estado, los múltiples y descarados actos de corrupción, el alza en el costo de la vida, las condiciones deplorables de escuelas y colegios públicos, la destrucción y descuido del medio ambiente y de recursos vitales como el agua y todos los demás problemas que son evidentes. Lo que ningún candidato expone es el como los piensa enfrentar. Se limitan a señalar lo obvio, a prometer lo imposible y a atacarse entre ellos en sus anuncios, y en el proceso, miles de millones de colones se despilfarran. Miles de millones suyos y míos que aportamos por medio de los impuestos para obras, no para enriquecer a las agencias de publicidad y canales de televisión (habrá que ver cuantos políticos están ligados a estos, se lo dejo de tarea al periodismo investigativo).

La democracia no debe reducirse a votar "por el menos peor". Eso es mediocridad, perjudicial para el sistema mismo dado que con el tiempo alimenta la ya creciente desconfianza en este. Fueron siglos de luchas los que tuvieron que transcurrir para quitarle el poder a un soberano que imponía su poder por la fuerza, y depositarlo en el pueblo. El poder de elegir representantes que trabajen por todos y quienes tienen que rendir cuentas de la responsabilidad a la que se comprometen cuando alcanzan el cargo al que aspiraron.

La democracia es el único sistema probado hasta hoy por la humanidad que garantiza la representatividad y respeto de las minorías, evitando ser aplastadas por la tiranía, ya sea de un dictador o de las mismas mayorías. Es demasiado valiosa como para que nos hagamos los indiferentes ante el desmantelamiento que sufre de manos de los mismos partidos políticos mediante gobiernos corruptos, mentiras y campañas millonarias sin contenido. Esta situación debe cambiar.

Ese cambio está en nosotros, los ciudadanos, ningún político va a cambiar por cuenta propia para nuestro bien. Solo si nosotros se los exigimos se puede lograr. Ese es uno de los mensajes del voto nulo. Recordarles que también tenemos el poder de decir: ¡Ninguno de los anteriores!

(*)Publicado en La Prensa Libre el 9 de enero de 2010
(*) Publicado en Diario Extra el 25 de enero de 2010

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