La señora Laura Chinchilla se ha manifestado en contra del actual proyecto de ley que busca la reforma de los artículos 75 y 194 de la Constitución Política; el primero, para eliminar la confesionalidad del Estado costarricense, y el segundo, para modificar el juramento constitucional que toda persona que aspire a ejercer un cargo público debe hacer.
Ella afirma que "la mención a Dios no atenta contra la libertad de culto ni discrimina entre credos religiosos", pero yo le pregunto, doña Laura, ¿y los que no somos creyentes? Ese creciente porcentaje de la población que no tiene creencias religiosas, pero seguimos siendo ciudadanos con valores, moral y ética (aunque estos no se fundamenten en concepciones metafísicas), madres, padres, profesionales que también contribuimos con el Estado y la sociedad, ¿no tenemos también nosotros los mismos derechos solamente por ser una minoría?
¿No es acaso un atentado contra la libertad de conciencia, derecho humano fundamental, el obligar a una persona a jurar por un ser o una creencia que no comparte?
Es por eso que la propuesta que hace el Movimiento por un Estado Laico en Costa Rica (MELCR) va encaminada a que el juramento se haga por las convicciones de cada persona, sean estas fundamentadas en un Dios, como ella y la mayoría católica de Costa Rica, o no.
Eso es la esencia de la libertad de conciencia, caso contrario a lo que ocurre hoy en nuestro país.
Nosotros también, doña Laura, exigimos nuestro derecho a invocar nuestras convicciones cuando asumimos la responsabilidad de un cargo público, y con esto no atentamos para nada contra las convicciones y creencias de la mayoría.
La propuesta no está tratando de eliminar la mención de Dios de la Constitución, eso es una afirmación absurda y sin sentido.
Se debe recordar que el MELCR está integrado también por iglesias cristianas como la Luterana e instituciones educativas en el área de la religión (UNA y Universidad Bíblica), así como de personas católicas que comprenden que la situación actual de confesionalidad no es la óptima, y quienes no tienen ningún interés en sacar a Dios o los valores religiosos de la vida costarricense; todo lo contrario.
Además, quienes irresponsablemente afirman que esta es la intención primaria de la propuesta, pasan por alto el hecho de que, al inicio del capítulo 1 de la Constitución, los diputados de la Asamblea Constituyente invocan el nombre de Dios y nada en la reforma propuesta busca cambiar esto, ni mucho menos menospreciar el papel que el cristianismo, en sus distintas denominaciones, ha tenido en la construcción de la sociedad costarricense.
Ese papel lo tiene asegurado en la historia; sin embargo, no justifica los privilegios de los que la Iglesia Católica, como institución, goza actualmente, a costa de todas y todos, compartamos su doctrina o no.
Ciertamente, esta urgente reforma requiere un diálogo nacional, no solo de los distintos credos religiosos, sino de todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, creyentes y no creyentes por igual, pero este diálogo debe ser responsable e informado, no basado en prejuicios personales y en la invisibilización de sectores, como los no creyentes, solo por el hecho de tener un pensamiento diferente, muchas veces satanizado y condenado injustamente con base en el desconocimiento y la manipulación deliberada de la información.
Y es así como está fundamentado el MELCR, que ha sido siempre un movimiento abierto a todo aquel que haya querido acercarse y aportar ideas para lograr la meta que todos, dentro de nuestras diferencias, tenemos en común: el establecimiento de un Estado laico que garantice un trato igualitario para todos.
(*) Publicado en La Nación como respuesta a la posición de la candidata Laura Chinchilla respecto al proyecto de Ley de reforma de los artículos 75 y 194 de la Constitución
Ella afirma que "la mención a Dios no atenta contra la libertad de culto ni discrimina entre credos religiosos", pero yo le pregunto, doña Laura, ¿y los que no somos creyentes? Ese creciente porcentaje de la población que no tiene creencias religiosas, pero seguimos siendo ciudadanos con valores, moral y ética (aunque estos no se fundamenten en concepciones metafísicas), madres, padres, profesionales que también contribuimos con el Estado y la sociedad, ¿no tenemos también nosotros los mismos derechos solamente por ser una minoría?
¿No es acaso un atentado contra la libertad de conciencia, derecho humano fundamental, el obligar a una persona a jurar por un ser o una creencia que no comparte?
Es por eso que la propuesta que hace el Movimiento por un Estado Laico en Costa Rica (MELCR) va encaminada a que el juramento se haga por las convicciones de cada persona, sean estas fundamentadas en un Dios, como ella y la mayoría católica de Costa Rica, o no.
Eso es la esencia de la libertad de conciencia, caso contrario a lo que ocurre hoy en nuestro país.
Nosotros también, doña Laura, exigimos nuestro derecho a invocar nuestras convicciones cuando asumimos la responsabilidad de un cargo público, y con esto no atentamos para nada contra las convicciones y creencias de la mayoría.
La propuesta no está tratando de eliminar la mención de Dios de la Constitución, eso es una afirmación absurda y sin sentido.
Se debe recordar que el MELCR está integrado también por iglesias cristianas como la Luterana e instituciones educativas en el área de la religión (UNA y Universidad Bíblica), así como de personas católicas que comprenden que la situación actual de confesionalidad no es la óptima, y quienes no tienen ningún interés en sacar a Dios o los valores religiosos de la vida costarricense; todo lo contrario.
Además, quienes irresponsablemente afirman que esta es la intención primaria de la propuesta, pasan por alto el hecho de que, al inicio del capítulo 1 de la Constitución, los diputados de la Asamblea Constituyente invocan el nombre de Dios y nada en la reforma propuesta busca cambiar esto, ni mucho menos menospreciar el papel que el cristianismo, en sus distintas denominaciones, ha tenido en la construcción de la sociedad costarricense.
Ese papel lo tiene asegurado en la historia; sin embargo, no justifica los privilegios de los que la Iglesia Católica, como institución, goza actualmente, a costa de todas y todos, compartamos su doctrina o no.
Ciertamente, esta urgente reforma requiere un diálogo nacional, no solo de los distintos credos religiosos, sino de todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, creyentes y no creyentes por igual, pero este diálogo debe ser responsable e informado, no basado en prejuicios personales y en la invisibilización de sectores, como los no creyentes, solo por el hecho de tener un pensamiento diferente, muchas veces satanizado y condenado injustamente con base en el desconocimiento y la manipulación deliberada de la información.
Y es así como está fundamentado el MELCR, que ha sido siempre un movimiento abierto a todo aquel que haya querido acercarse y aportar ideas para lograr la meta que todos, dentro de nuestras diferencias, tenemos en común: el establecimiento de un Estado laico que garantice un trato igualitario para todos.
(*) Publicado en La Nación como respuesta a la posición de la candidata Laura Chinchilla respecto al proyecto de Ley de reforma de los artículos 75 y 194 de la Constitución
12 comentarios:
No sé desde cuándo nació la idea entre un grupo de grupitos, como lo llaman ustedes, de hacer una guerra de creencias en Costa Rica. Vivimos en una democracia, donde se hace la voluntad de la mayoría, es por eso que, si queda electo un Presidente por el que yo no voté, no me voy a hacer un grupo de grupitos donde le hagamos la guerra al Presidente, a la Constitución, etc., para que pongan al que yo quería. De igual manera, con respecto a los impuestos... yo pago los míos y ese dinero va para programas sociales y educativos, y yo no estoy reclamando porque por dicha no soy pobre y doy plata para los pobres, ni tengo hijos y el dinero de mis impuestos va también para la educación de niños y jóvenes. Es solidaridad, pero más que todo sentido común, el menos común de los sentidos en muchas personas y grupos de grupitos...
Me preocupa un poco la noción de democracia que se está revelando en este país. Parece ser por su comentario que democracia es una tirania de las mayorías (y su calificativo tan despectivo de "grupito de grupitos" asi lo demuestra).
Estas deciden como deben vivir y pensar los demás, y las minorías deberiamos estar contentas por ser toleradas? ... Eso me parece terrible y quizás por eso la democracia como sistema, aunque en la teoría es muy bonita, en la práctica está echada a perder, por que las mayorías, o quienes las representan, se sienten con derecho de hacer lo que les de la gana, y los demás, callados, por que "perdieron" ...
Con respecto al proyecto de ley para ir hacia un Estado laico, las minorías no estamos tratando de cambiar la forma de pensar de las mayorías, ni estamos en una "guerra de creencias" (no creo que nadie, al menos en el MELCR se haya puesto a pelear a nivel de ideología), nadie quiere quitarle a las mayorias sus tradiciones, creencias, fé, etc, simplemente se pide inclusividad, cambiar la situación actual para que la ley aplique y nos cobije a tod@s sin distinción, y eso es lo que parece costarle a muchos entender.
Me alegra que este artículo saliera publicado y mucha gente lo pudiera leer.
Me preocupa mucho pensamientos como el del señor Anónimo de arriba que parece creer que democracia es el derecho de los más de taparle la boca a los menos y obligarlos (por la fuerza de la ley y el argumento de la herencia cultural) a vivir a su modo, quieran o no, eso es un pensamiento de tirano.
Reitero lo que dijo Jeudy: la reforma NUNCA pretendió ni pretenderá coaccionar las creencias de nadie (ese razonamiento es enfermizo no entiendo de dónde la sacan), solo quiere crear un marco de igualdad entre ciudadanos que la Constitución Política y la Carta de los Derechos Humanos establecen como principio fundamental.
Contrario a la visión que tiene "Anónimo", si la democracia se distingue por algo es por garantizarle los derechos a las minorías, a los diferentes del gran rebaño, esa es la única posibilidad de no caer en un totalitarismo de las mayorías. Y esa visión "mayoritarista" ha hecho mucho daño en Costa Rica ya que sus fanáticos han creído, contradiciendo derechos humanos básicos, que pueden imponer ideas y prácticas sobre las minorías, es decir, que puede negarle derechos a los no religiosos, o de otras religiones, o a los gay y lesbianas, o a las mujeres o a las etnias, y si se diera cuenta, al final esas mayorías de las que habla no existen como mayorías homogéneas ya que se encuentran formadas por múltiples grupos diferentes.
En conclusión, si los católicos son mayoría en el país, entonces, que organicen su iglesia responsablemente, que la mantengan con su dinero y no con el dinero de toda la población porque hay un sector, cada vez más importante que o pertenece a otras denominaciones religiosas o no pertenece a ninguna.
Jorge Jiménez
Todos pertenecemos de una u otra manera a una minoría, según sea el tema. No hablo porque yo sea parte de la mayoría, en lo absoluto. Nuestra Constitución siempre ha garantizado el derecho y la igualdad de todos los y las costarricenses. Nadie está pretendiendo "taparle la boca" a nadie porque, precisamente, en nuestra Constitución se defiende la libertad de expresión. Ustedes critican la democracia tica ("tiranía de las mayorías"), la misma que nos ha permitido a todos y todas ser libres y expresarnos. Aquí a nadie arrestan por besarse con alguien del mismo sexo en la calle o por no ser católico, sólo por poner un par de ejemplos. Y, si a ustedes les estorban Dios y los católicos para hacer y deshacer, para no tener límites en su actuar ni respeto hacia los demás sino que desean imponer sus cosas, eso es diferente. Yo también estuve en contra del dinero para la Iglesia Católica mucho tiempo, hasta que vi las obras sociales que hace por católicos y no católicos. Pero hay que conocer bien, para hablar y señalar. No tengo nada en contra de las elecciones sexuales de los demás, sólo me interesan las mías, o si alguien desea invisibilizar a Dios por conveniencia o no, pero sería bueno que la lucha de ustedes fuera un poco menos irrespetuosa hacia las costumbres costarricenses. Todos desearíamos que nos dejaran hacer lo que nos dé la gana pero, desgraciadamente para muchos, existe un orden en el mundo. Y, lo de "grupo de grupitos" es como ustedes mismos lo llamaron.
"Y, si a ustedes les estorban Dios y los católicos para hacer y deshacer, para no tener límites en su actuar ni respeto hacia los demás sino que desean imponer sus cosas, eso es diferente"
Es increible ver a donde llega el grado de ignorancia de la gente, que cree que alguien que no cree en dioses lo hace por que le estorban las reglas de convivencia o peor aún, que no tiene moral. Es una visión muy pobre, Anónimo.
Yo no dudo que la IC tenga muchas buenas obras que beneficien a mucha gente necesitada (al igual que muchas otras instituciones religiosas o no), ni me opongo a que las sigan haciendo ni a que el Estado o cualquier persona/empresa siga colaborando en eso, pero que se tenga que dar rendición de cuenta como se (supone) hace con todo dinero del Estado.
De que manera le parece la lucha del MELCR "irrespetuosa hacia las costumbres costarricenses" ? Aquí nadie está tratando de quitar ninguna costumbre, tradición o creencia, no se deje engañar por esa falacia, en ningún momento se ha atacado la doctrina católica o sus creencias dentro de esta iniciativa. Ya si uds consideran que señalar la realidad -que la IC goza de privilegios políticos y económicos en este pais, que no necesariamente van en beneficio de los mas necesitados- es un ataque, pues estamos ante un caso de negación y poco se puede hacer.
Gracias por opinar :-)
No tiene que agradecerme el opinar, aunque me imagino que sólo estaba acostumbrado a leer opiniones a favor en este blog de todo lo que usted dice. Es una lástima que, si alguien no piensa como usted, ya lo llame ignorante o de visión pobre. Esos calificativos que usted utiliza contra mí y contra quienes no piensan como usted, sólo demuestran su falta de argumentos. Creo que he opinado desde una perspectiva respetuosa y no lo he llamado ateo (aunque es demasiado obvio que lo es, y no lo veo como algo ofensivo) Ni pretendo poseer la verdad, como usted la cree tener al escribir cada articulito... Pero eso es parte de la libertad, que los medios publiquen cualquier cosa, me imagino que esa parte de la democracia no le estorba ni la critica cuando se trata de publicar sus opiniones. Es gracioso que usted critique lo mismo en lo que cae: generalizaciones, ofensas, etc, etc... Y, aunque -pareciera por la insistencia- para usted y el MELCR sus intereses estén sobre los del pueblo, en el país hay de sobra temas urgentes que tratar como para que utilicen a los diputados para esto y ellos se presten; aunque parece que ya se dieron cuenta de que el pueblo no los eligió para que legislaran para el MELCR.
Nuevamente peca usted de ignorante. No creo que usted se considere dueño de la verdad por simplemente publicar un articulito en los medios (cualquiera hace eso, por si no se lo habían dicho) sino por, según usted, dar lo que usted llama "mitos y realidades" sobre un tema... como dirían popularmente: ahí la voló!
Le llamé ignorante (y lo sostengo) por la parte especifica que le cité, en donde ud expresa que sin dios una persona hace lo que le de la gana. Eso, de nuevo, es ignorancia. No por el resto de su opinión ni mucho menos por estar en desacuerdo conmigo.
Y bueno, si ud piensa que yo me creo dueño de la verdad por opinar en los medios, pues lo siento por ud :-)
Los intereses del MELCR no estan por encima del pueblo, quienes lo componen, y quienes lo apoyan son tambien el pueblo. De nuevo, aqui no se esta tratando de limitar en ninguna medida a los católicos, se está pidiendo inclusión y trato igualitario. Eso es ir en contra del pueblo? Ud cree que la gente está a favor de todo lo que la IC como institución y jerarquía hace en este país?
Y si, concuerdo con ud, es posible que hayan otros temas prioritarios, pero eso no quita que se vaya trabajando tambien en otras areas. Que entonces hasta que se resuelvan todos los problemas prioritarios del pais, se pueden empezar a discutir esas cosas? Eso nunca pasaria, y seguiriamos con el comodo pensamiento del tico de "dejar las cosas como estan". Esa ha sido la gran herejia con esta iniciativa, tratar de cambiar las cosas y retar una posicion de poder que muchos han cuestionado durante mucho tiempo, pero pocos se habian atrevido a hacer algo concreto por cambiarlo.
pd: de nuevo, agradezco su participación, aunque seria más comodo discutir con un "nombre" y no solo un anonimo :-)
"Anónimo", por dicha soy ignorante de muchas cosas, asi aprendo mas cada dia.
Con un minimo de compresión de lectura, puede darse cuenta que el titulo del articulo se refiere a los mitos alrededor del concepto de Estado laico, que los detractores han usado para oponerse (que es un estado ateo, que va a perseguir a las religiones, que se va a acabar la moral, etc). Si ha ud. lo ciega su oposicion a la iniciativa para no darse cuenta de eso, no es mi culpa.
Y bueno, que dicha que este "articulito" lo haya instado a dar su opinión en el tema, aunque muestre tanto desprecio por el mismo xD
Disclaimer: soy agnóstico.
1) Iglesia (RCC): El que CR sea de jure un estado católico no me agrada, pero sustancialmente no es mayor problema. Sí lo es el que de facto destine fondos públicos y subvenciones a la RCC, a sabiendas del costo de oportunidad que representan y la adolencia de apropiada rendición de cuentas.
Dejando de lado el oscuro pasado de la RCC (http://citizenyoda.blogspot.com/2007/01/religin-poltica-y-tecnologa-eje-del.html), su modus vivendi desacoplado de las enseñanzas ascéticas de su profeta ideológico y mercadotécnico, y las nubes de duda alrededor de alegaciones de pederastía entre sus miembros, la RCC debería financiarse por donaciones privadas y subsistir independientemente del estado, como cualquier ONG. Si desea privilegios, éstos les pueden ser ofrendados por sus fieles. (Hasta donde entiendo, ¡el estado no es uno de esos fieles!).
2) Juramentación: Lo importante no es sobre qué se jura, sino el "so pena", i.e., que el castigo por contravenir el juramento sea castigado acordemente en la práctica (disuadir la dislocación de lo actuado con lo prometido en la juramentación). Lo anterior pues el juramento per se es percibido en la praxis como un acto protocolario de curso moralmente no vinculante.
Ahora, sí sería conveniente modificar el artículo constitucional respectivo para vincular el juramento con las creencias de la persona. Dado que logistícamente sería complicado jurar sobre la Biblia en un caso, el Torah, Corán o la Odisea en otro, y así ad nauseum, lo ideal sería un compromiso simple: jurar sobre la constitución (no sólo para investiduras públicas sino para juicios civiles y criminales) pues es el lazo estándar que vincula a la mayoría más grande del país: aquellos que gozamos de la ciudadanía.
Totalmente de acuerdo, Carlos.
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